A mediados del segundo trimestre aparecen los reflejos de succión y deglución. En la ecografía, es posible ver un feto que aparentemente bosteza: traga líquido para desarrollar sus pulmones y abre mucho la boca.
Algunos estudios demuestran que la acción de tragar aumenta con sabores dulces y disminuye con los amargos. En el líquido amniótico se puede encontrar ácido láctico, pirúvico, urea, creatinina, aminoácidos, sales y proteínas.
A la semana 17, las papilas gustativas cuentan con el desarrollo suficiente para esta distinción. Otras investigaciones demuestran que el feto parece tener olfato. Varios componentes químicos pueden atravesar la placenta y llegar al líquido amniótico, que este consume permanentemente. Algunos componentes de los alimentos que ingiere la madre también lo rodean en su espacio acuoso.
En el líquido existen cerca de 120 olores, captados en análisis científicos de numerosas muestras individuales. Si la madre prende un cigarrillo, el feto responde de forma negativa y cuando bebe café, registra cambios en sus movimientos respiratorios y latido cardíaco. El ginecoobstetra y perinatólogo Marco Duque opina que el sabor del líquido no sería tolerable para un adulto. Su olor lo compara con el cloro.
* Movimientos: a la semana 15, los ruidos fuertes lo pueden alterar un poco. Algunos fetos se chupan el dedo y practican movimientos de inhalación y exhalación. A finales de esta semana, responde a la risa, tos, estornudo y otros movimientos de la madre.
Ultrasonidos muestran erecciones fetales a la semana 16, especialmente cuando el bebé chupa su dedo, insinuando que es posible que experimente placer a través de la autoestimulación. Además, le da hipo y orina cada 40 a 45 minutos, aproximadamente, sustancia que constituye gran parte del líquido amniótico.
A las 18 semanas se mantiene ocupado flexionando brazos y piernas, movimientos que la gestante comienza a percibir con mayor frecuencia a partir de ahora.
El feto continúa imitando lo que será la respiración en el ambiente extrauterino, con su pecho moviéndose hacia arriba y hacia abajo, tomando líquido amniótico para practicar.
Según Duque, algunas sustancias pueden incidir en el movimiento grueso del bebé y es posible que abra una mano o mueva un brazo como respuesta. Algunas cargas de glucosa, obtenidas de los alimentos que ingiere la gestante, que van por vía sanguínea y pasan de la madre al feto a través de la placenta, lograrían este efecto.
“Comer hielo o cosas frías puede cambiar la temperatura del medio que rodea al feto”, indica el especialista. La sangre de la madre sufre una ligera variación y a partir de la semana 24, cuando el feto ha desarrollado corpúsculos en la piel y tiene sensibilidad táctil frente a este tipo de cambio, es posible que reaccione.
* Él puede escuchar: “chuparse el dedo es un reflejo de succión, que se desarrolla muy temprano, entre las semanas 16 y 18. También lo es chuparse el dedo del pie y el cordón”, dice Duque.
El feto vive en un ambiente de sonido, vibración y movimiento. La voz de la madre es particularmente diferenciable frente a otras voces.
Los sonidos tienen un impacto sorprendente sobre el latido cardíaco: un estímulo de cinco segundos puede provocar cambios en este ritmo y en los movimientos. Algunos sonidos, incluso, son capaces de generar cambios en el metabolismo.
Alrededor de la semana 16, el feto comienza a escuchar y a responder a los sonidos, aunque el desarrollo del oído externo no se presenta hasta la semana 24.
Un estudio realizado por el centro médico Carolinas en Charlotte, Carolina del Norte (Estados Unidos) comprobó que el estímulo auditivo muy cerca del abdomen de la gestante hace que el bebé responda activamente.
Chamberlain cita en su artículo un estudio realizado en Belfast con 400 fetos, a los que se les transmitió un sonido de 250 a 500 Hz y el cual halló que estos responden al estímulo desde las 16 semanas de gestación.
“El bebé desarrolla sentido de la vibración y lo hace hacia la semana 22 y 26. A veces, cuando el feto está muy dormido y necesitamos saber si efectivamente lo está o le pasa algo, utilizamos un aparato que emite sonido y vibración, que se llama ‘estimulador vibroacústico’; se lo ponemos y usualmente reacciona, moviéndose”, explica el especialista.
Investigadores de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, les pidieron a tres gestantes que grabaran rimas infantiles. Luego, estas melodías se pusieron cerca del abdomen de la madre durante 15 segundos (por medio de un tubo), seguidos de 15 minutos de silencio. La grabación se escuchó de esa manera en 18 ocasiones, tiempo en el cual se registró un aumento destacado de la actividad cerebral del pequeño.
* ¿Ve dentro del útero?: a las 20 semanas de gestación son perceptibles, por ecografía, movimientos oculares relacionados con episodios de sueño. El feto tiene cuatro, que van desde un sueño muy superficial hasta uno muy profundo, en cuyo caso los movimientos son más lentos. Los párpados permanecen cerrados hasta la semana 26. La piel y los huesos contribuyen al sonido y a la visión funcional.
Tiene estados de REM (Movimiento rápido del ojo) cuando duerme. Se presenta desde la semana 23 y se acompaña de expresiones faciales en los sueños.
Aunque no ve, entre las semanas 24 y 26 desarrolla un detalle de sombras y de contrastes; sin embargo, no distingue figuras ni colores. Reacciona frente a cualquier alteración en el vientre materno.
Dentro del útero, el feto no tiene sentido de orientación: ignora si está acostado, sentado, boca abajo o boca arriba con respecto a la mamá. Tiene una posición aleatoria.
Fuente:Peke