Atrás quedaron los años en los que el embarazo era tratado como una enfermedad. Y ahora que el parto se considera parte del proceso natural de la vida y no una patología –salvo excepciones- la permanencia en el hospital después dar a luz se ha convertido en una excelente oportunidad para reponerse del esfuerzo, descansar y aprender cómo cuidar a la nueva personita que acaba de llegar al mundo
Estás en la recta final del embarazo. Ha comenzado la cuenta atrás y te asaltan un millón de dudas. Ya te han contado cómo suele transcurrir el parto pero ¿y después?
Tras dar a luz pasarás unos días ingresada. La duración de tu estancia en la maternidad obedecerá a diversos factores: el tipo de parto, la política y protocolos de cada centro, tu estado de salud, el del bebé, etc.
Por regla general, la permanencia media en el hospital es de 2 a 3 días si el parto ha sido vaginal y de 3 a 5 si ha sido por cesárea.
Después de un alumbramiento normal y sin complicaciones, tú y tu recién nacido seréis sometidos a una serie de controles que verificarán vuestro estado de salud. En el transcurso de las 2 primeras horas de vida del bebé, éste será pesado, tallado, explorado, limpiado, vestido con su ropita personal y llevado al nido.
Al salir del paritorio te trasladarán a la U.R.P.A. (Unidad de Recuperación Post Anestésica) si te han administrado anestesia, y enseguida irás, junto con tu bebé, a la planta, donde dispondrás de una habitación individual o compartida, -dependerá de cada hospital. Siempre que sea posible, los diferentes profesionales (pediatra, obstetra, comadrona, enfermeros, etc.) harán los controles y exploraciones de seguimiento al recién nacido en tu presencia, para facilitarte la posibilidad de expresar tus dudas y favorecer el aprendizaje de los cuidados de tu nuevo hijo.
Mientras estés ingresada, tendrás a las matronas a tu entera disposición, así que, especialmente si eres primeriza, aprovéchate de sus conocimientos y experiencia para despejar todas tus dudas y no temas preguntarles todo lo que te venga a la cabeza o aquello que te preocupe, aunque creas que no tenga importancia.
Fuente:Todopapás