domingo, 28 de agosto de 2011

NIÑOS Y BEBÉS DESHIDRATADOS

Deshidratación en la infancia










La deshidratación de niños y bebés ocurre cuando existe la falta de líquidos en el cuerpo necesarios para que lleve a cabo sus funciones a nivel óptimo. Los bebés y niños pequeños son los que corren el mayor riesgo de padecerla. Los síntomas, en general, son: vómitos, diarrea, sudoración, poca ingesta de líquidos, ojos hundidos, lengua y mucosa de la boca secas o pegajosas, fontanelas hundidas en los lactantes, y la falta de elasticidad en la piel.





Causas de la deshidratación de niños y bebés

La deshidratación puede ocurrir en situaciones de vómitos, diarrea, exceso de pérdidas por orina, sudoración profusa, fiebres, por ejemplo, por náuseas, estomatitis o faringitis. Y aún por enfermedad aguda con pérdida de apetito. Las pérdidas de hasta 5% se consideran leves; hasta el 10%, moderadas; y hasta el 15%, severas. La deshidratación puede llevar al "shock" y a la muerte.





Tratamiento de niños y bebés deshidratados

Se trata con reposición oral de líquidos y sales, a través de sueros de preparado comercial o casero. Este último, "limonada alcalina" se prepara disolviendo en 1 litro de agua el zumo de 2 limones, una cucharada de bicarbonato de sodio y azúcar al gusto. Las soluciones de electrolitos o las paletas de helados son muy efectivas y están disponibles en las farmacias. No se recomienda utilizar bebidas para deportistas debido a que éstas contienen mucho azúcar y pueden causar o empeorar la diarrea. Igualmente, se debe evitar el uso del agua como primer recurso de reemplazo de líquidos en bebés y niños.






Tomar líquidos generalmente es suficiente en casos de una deshidratación leve. Es mejor suministrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquido, utilizando una cuchara o una jeringa, en vez de forzar al bebé o al niño a beber una cantidad grande de líquido de una sola vez, ya que esto puede producir más vómito.

Si el estado es grave, la reposición de líquidos será de forma intravenosa.









Prevención de la deshidratación de niños y bebés

Incluso cuando el bebé y el niño estan bien de salud, deben consumir mucho líquido todos los días y más cuando el clima es cálido o está haciendo ejercicio.






Es importante vigilar cuidadosamente a alguien que esté enfermo, especialmente un bebé, un niño y en caso de sospecharse de un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica antes de que la persona desarrolle una deshidratación moderada o severa. Asimismo, se debe iniciar el reemplazo de líquidos tan pronto como comience a presentarse el vómito y la diarrea y NO esperar a que aparezcan los signos de deshidratación.

Siempre se debe animar a la persona a consumir líquidos en el transcurso de una enfermedad y no olvidar que las necesidades de líquidos son mayores cuando la persona tiene fiebre, vómitos o diarrea. Los signos más fáciles de vigilar son el gasto urinario (debe haber pañales húmedos o idas al baño frecuentes), saliva en la boca y lágrimas al llorar.









Fuente:guiainfantil
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